España está pagando muy caro el haber votado durante muchos años a unos políticos que ni en su juventud han vivido en el mundo real. La sociedad soporta y sufre a toda una generación de desalmados anormales que llevan toda su vida viviendo de la política y que aportan poca o ninguna experiencia en cualquier campo laboral y que, aún peor, presumen de currículums falseados plagados de licenciaturas y doctorados de los que no se tiene noticia en ninguna universidad. Una casta política que ha descendido un escalón más hacia la degradación. Ya no se trata solo de políticos falsarios, ladrones y manipuladores. Prácticamente todos ellos son, por añadidura, carentes de la más mínima empatía hacia aquellos a quienes deberían servir. Y buena prueba de ello es el comportamiento que han exhibido en estos tiempos de tragedia absoluta en la que tantos valencianos están sufriendo lo indecible. Sufrimiento que, en buena parte, es culpa también de esta misma casta política plagada de indeseables que deberían acabar sus días en prisión.