Una de las aberraciones que la agenda global, mediante los movimientos MAP (personas a quienes atraen los menores) que no hace mucho tiempo están siendo recibidos con los brazos abiertos por la agenda LGBT, los medios de desinformación y los partidos políticos del sistema, es la pedofilia. Las relaciones sexuales de adultos con menores de edad, tanto adolescentes como niños.
Esto no es nuevo. Ya en los años 70s, en Francia por ejemplo, Jean Paul Sartre y otros defendían en tertulias radiofónicas que siempre que hubiera “consentimiento”, los menores deberían poder practicar sexo abiertamente con adultos. Su amante, la también depravada Simone de Beauvoir, iconizada como el anterior por las izquierdas de todo el mundo, fue expulsada de un colegio en el que impartía clases por haber mantenido relaciones con una alumna.
Estas reivindicaciones de degenerados y depravados se han mantenido muy relegadas en los medios hasta mitad de los años 2000, cuando la agenda global decidió pisar el acelerador en éste y otros frentes. En España recordamos casos como el de Irene Montero, ministra comunista y feminazi de cuota, reivindicando el derecho de los menores a practicar sexo con adultos, o el más reciente en el que el Partido Popular, que dejó de ser conservador cuando el infame Rajoy se hizo con la dirección, publicó en Almería una publicidad muy ambigua en la que daba a entender que si un niño decía no a un adulto, eso sería abuso, pero dejaba en el aire lo que sucedía si el niño decía “sí”.
Aún con todo, los países europeos donde la pedofilia ha sido más aceptada entre la población, pero de un modo discreto, han sido Bélgica y Holanda. Depravados hay en todas partes, pero si además lo fomentan los gobiernos, entonces abundan más. Y tal es el caso de ambos países plagados de depravados.
Poco queda que añadir, de momento. El siguiente vídeo, que a cualquier persona con principios morales le repugnará, ha sido emitido en la televisión holandesa durante espacios comerciales de la programación de televisión. Los publicistas querían comprobar la reacción de los niños al descubrir que en la caja había juguetes sexuales.