«En Texas, una tormenta de granizo redujo miles de hectáreas de paneles solares a un montón de escombros, liberando materiales tóxicos como plomo y cadmio en el suelo.»
Los compuestos filtrado a la tierra en este suceso tardarán años en desaparecer, lo que garantiza a los gestores de la agenda supuestamente verde que dicha tierras, caso de desmantelarse ese parque fotovoltaico, no podrían dedicarse a cultivo ni a pastos durante siglos.
La agenda ecologista oficial, extendida por todo el mundo a cargo de depravados organismos internacionales, con lleva una serie de consecuencias fatales para el medio ambiente que los políticos y los medios de comunicación ocultan. No solo se trata del sobrecoste de obtención de energía o del encarecimiento de dicha energía para el consumidor. la destrucción de campos de cultivo necesarios para la economía y alimentación de millones de familias es uno de los objetivos ocultos que persiguen las élites que tratan de dirigir nuestras vidas. ¿Si hacemos un balance de las pasadas décadas, qué ha mejorado aplicando el ecologismo radical y las energías falsamente sostenibles? Ni abaratamiento en la factura de energía al consumidor, ni mejoramiento de medio ambiente, ni mucho menos conservación de explotaciones agrícolas y ganaderas. ¿Entonces… cuál es el fin de todo esto?