Steegmann se va de Vox. Abandona. Y no deja de tener cierta gracias que el motivo de su marcha es porque advierte cierta deriva neofalangista entre parte de las bases del partido. Asegura también que Vox ha perdido parte del tinte liberal que le caracterizaba.
Reconozco que me importa un soberano pimiento la deriva que esté tomando Vox. Hace ya muchos años que tengo claro a qué atenerme con este partido y así lo plasmé por escrito en su momento. Pero que venga Steegmann ahora a preocuparse por ciertos autoritarismos, cuando sigo teniendo muy presente lo que él sugirió hacer con los que no queríamos timo vacunarnos ni ponernos el bozal, me parece todo un ejercicio de “caradurismo” por el que habría que nominarle, como mínimo, al premio Nobel de la desfachatez universal.
Steegmann va de médico. Y de científico. Presume de ello y alerta también que Vox se aleja del cientifismo y se acerca al mundo anti vacunas que él tanto detesta. Pero no corren buenos tiempos para presumir de ser médico en estos años en los que la mayoría de los profesionales sanitarios fueron colaboradores necesarios, de facto o por omisión, en la gran campaña de timo vacunación que tanta desgracia está ocasionando por todo el mundo y que llevó implícita la estigmatización de quienes no quisimos arrodillarnos ante el poder arriesgando nuestra salud y perdiendo nuestra libertad.
¿Acabará Steegmann en el PP, como algunos apuntan? ¿Volverá a su actividad privada, como antaño hacían los políticos que no buscaban vivir del contribuyente? El tiempo lo dirá. En cualquier caso, y siempre bajo mi punto de vista, no creo que su paso por el ejercicio público haya sido reseñable para los intereses de España. En realidad, hay muy pocos políticos que realmente puedan presumir de ello.
Fuente: La Razón