Como cualquier dictador, como cualquier tirano, como cualquier gobernante del sistema, como cualquier globalista poderoso, Bill Gates, uno de esos muchos perturbados inmensamente ricos que quieren gobernar el mundo sin que nadie les haya votado y elegido, se interesa también por saber quienes opinan qué.
¿Y con qué intención? Seguramente con ninguna buena, como corresponde a un personaje que lleva décadas trabajando por la despoblación del mundo y por la dominación total de quienes sobrevivan a sus criminales planes. Bill Gates se interesa por los que no piensan como él y se atreven a publicarlo.